Los que fuéramos alumnos de 4ºA ESO en el año 2007-2008, nos reencontramos un año más en nuestra típica cena de clase. Sin embargo, no era lo mismo. Ya no éramos el mismo grupo. Cada uno estaba en sitios diferentes, ya no éramos los mismos de antes.
A pesar de ello, seguimos siendo los que
íbamos a clase juntos, los que nos ayúdabamos mutuamente cuando lo necésitabamos: montar nuestras propias clases particulares, visitar a
quien estaba enfermo todos en masa... Y como no, organizar por lo menos una cena al año para salir de la rutina. Hoy, esa cena se convierte en un reencuentro. Un reencuentro que se convierte en un momento especial para todos, para los que nos seguimos viendo y para los que no.
El ambiente en esta cena fue distinto a los demás. En 1ºESO fue simplemente una cena, en 2º, el año en que luchamos para que Antonio Gómez siguiese siendo nuestro tutor (y lo conseguimos), en 3º fue el año de la resaca de esa victoria para que nuestro querido tutor siguiese siéndolo y, en 4º, la despedida en la cual acudimos todos.
En ésta no acudieron todos. Sin embargo, yo la considero la más especial de todas, porque fue ahí donde nos reencontramos, estuviésemos donde estuviésemos, demostrando que esos 4 años juntos no fueron simplemente 4 años, sino que fue algo más.
Nuestros padres nos acompañaron en nuestra velada hasta que llegó la hora de pasar la noche juntos en la casa de nuestro ya extutor (también hicimos la cena en su casa) y ya sin padres.
Al fin, una tradición que mantenemos desde que empezamos allá por el curso 2004-2005. Cuánto tiempo ha pasado desde entonces... Pero ahí seguiremos para que todos estos años no hayan sido en vano.
Adrián Bermúdez Ruiz
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